Javier Hermoso de Mendoza
Javier Hermoso de Mendoza
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POR UNAS FIESTAS MEJORES

Dos hechos han marcado las primeras Fiestas del milenio. Uno banal, y otro de profundo calado. El banal, la invasión de moscas que de principio a fin nos ha acompañado, y que no puede explicarse por la suavidad del pasado invierno: para reproducirse y alimentarse necesitan unas condiciones favorables que principalmente proceden de la suciedad y los desechos de la actividad humana. ¿Pueden estar ahí las causas? Durante las Fiestas de la Blanca, el ayuntamiento de la capital alavesa se quejó de la poca calidad y eficacia de los productos utilizados en la limpieza de las calles. ¿Puede trasladarse a nuestra ciudad esa crítica? Conviene que nuestro consistorio se pregunte por la calidad e intensidad con que se han limpiado nuestras calles (cuando escribo estas líneas, aún permanecen sucias las escaleras del Pasaje de Santiago).

El otro hecho que las ha marcado, ha sido el atentado contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil, que si afortunadamente no se cobró víctimas, pudo haber ocasionado una verdadera tragedia, como era la intención de los encapuchados. Vaya para todos los guardias y familiares mi solidaridad, y quede constancia de mi repulsa al atentado, para que la flaca memoria -a veces interesada- de algunos sectores de la sociedad no devalúe la gravedad del hecho.



El año pasado, desde estas misma páginas, con desigual fortuna propuse tres cambios al programa. Se aceptó la cucaña, en las Peñas parece que hay más movimiento (no es poca cosa que en algún momento hayan actuado conjuntamente), y tras este año de transición, y visto el nulo resultado del cambio de itinerario y del llamamiento a la participación, espero que el año próximo se suprima o cambie el horario de la Bajadica de El Che. Todos los actos populares están sujetos al ciclo de la vida, y en este devenir la generación anterior los vio nacer, mi generación ha vivido su esplendor, y a la que nos sigue le tocará enterrar alguno de ellos. Así es la vida, y nadie debe rasgarse las vestiduras: a excepción de los actos religiosos, las Fiestas de hoy apenas tienen algo en común con las de hace cien años, y, adaptadas al gusto de la época, en cada década surgen novedades que con el paso de los años parecerán tradiciones ancestrales. Así es, y así debe ser: es preferible unas Fiestas vivas, a unas Fiestas fosilizadas. Por eso, las Peñas deberían ser las más interesadas en suprimir o trasladar la Bajadica, dedicando su esfuerzo en repetir y prodigar actuaciones como las que algunos días nos deleitó La Bota a las puertas del Pigor. Persistir en mantenerla, sólo sirve para exhibir su fracaso, romper el ritmo de la noche, y obsequiar a las orquestas con una hora menos de actuación.

En cada época, al ciudadano hay que darle lo que demanda. Y, en estos momentos, el pueblo y los visitantes piden más vacas y más encierros. No hay más que ver la expectación que despiertan los encierros vespertinos, y la energía que se emplea en volver las vacas. Por eso, propongo que el ayuntamiento programe encierros para todas las tardes de Fiestas, y, mejor aún: reforme el vallado de la plaza de Santiago y suelte vacas por la plaza. Comenzará una nueva costumbre, que todos agradeceremos. Lo que no puede permitir nuestro ayuntamiento, es que el intento de los mozos por volver las vacas sea contestado por los pastores a varazo limpio. Por cierto, y hablando de nuevas costumbres: ¿querrá nuestra Alcaldesa que pasemos del blanco al hueso? Aún hiere mi retina el recuerdo de haberla visto en la Procesión con un vestido color marfil. ¿No se ha enterado de que la costumbre exige que la corporación vista de blanco?

El año pasado afirmé que sólo hubo una orquesta de categoría (Bellísima) Este año, todas han sido de inferior calidad (la mayor parte de los días, la orquesta contratada por la Ikastola tenía menos watios pero mucha más calidad y marcha), y muchos días daba la impresión de que para contratarlas, nuestro ayuntamiento había acudido a un mercadillo de saldos y liquidaciones. Si es capaz de subvencionar con cerca de diez kilos la feria taurina, parece de rácanos destinar a orquestas poco más de la mitad. ¿Cuando va a comprender que el prestigio de la Fiestas también se basa en la calidad de las orquestas y de la música que se escucha en la calle?

El comentario que es pasado año hice sobre las fiestas de Tafalla, parece que no cayó bien en algunos estellicas. Pero que le voy ha hacer... Sólo aquel que considera a Estella el ombligo del mundo no puede comprender que de otros pueblos también se puede aprender, y mucho. Haber cuando nuestro ayuntamiento, imitando a la ciudad del Cidacos, utiliza las tasas y la autorización para ocupar la vía pública, no para aumentar los ingresos, sino para bajar los precios, tanto de las barracas como de las terrazas.

Y para finalizar este comentario, voy a lanzar tres nuevas propuestas. La primera, que en la plaza del Mercado Viejo se pongan duchas para que los niños puedan limpiarse de la espuma. La segunda, que el lunes se adelante el horario del Deporte Rural para que no coincida con La Bombada, y no pase como este año, que la bombada tuvo que cambiar su recorrido, y la demostración Rural tuvo que ser interrumpida. Y la tercera, que a partir de este año el cohete lo tire el ciudadano que el año anterior haya merecido el título de "Estellés del Año".

Nota: esta colaboración se publicó en el nº 220 de Calle Mayor, el 30/08/01. El cohete lo siguieron tirando los concejales. Otras colaboraciones sobre Fiestas: "Una aportación a las Fiestas" y "Las Fiestas de Estella necesitan un meneo".

ARRIBA © 2003-2005 Javier Hermoso de Mendoza